La verdad acaba por abrirse paso, pero cuando lo hace ya no importa a nadie. La verdad nunca está de moda. La verdad suele quedar en el olvido. La verdad son noticias de ayer.
La verdad termina aplastando a los impostores, y de ello hay varios ejemplos significativos actualmente a nuestro alrededor.
La verdad sí importa a quienes quieren ser libres, y de ese modo pueden ver la realidad tal como es y no como quieren los impostores mediante la propaganda (y en adelante también mediante la engañosamente llamada inteligencia artificial).
Buscar la verdad es tener un sistema inmunitario capaz de rechazar la inmundicia de los aliados del príncipe de las mentiras ; sean nacionales, eurócratas "penetrados", de la secta nazi de KlauSSchwab, o de la mafia de Saint Gallen.
La verdad nunca interesó al hombre masa, que sólo busca las certezas, normalmente polarizadas, que les provee los hegemones domésticos. Sólo tratan de autoadministrarse la pócima que le permita sentirse dentro de la manada, en las seudo-seguridades administradas por el sistema. La realidad es compleja, la complejidad precisa de estudio profundo, de tiempo para el decantamiento racional, y sobre todo de valentía. No podemos exigir heroicidades al hombre común, perdido, desarraigado y demolido por el torbellino de la infodemia.
Algunos hoy en día aún sabemos algo que dijo alguien antes de Felipe González, un tal Joseph Goebbels, sobre que una mentira mil veces dicha, se convierte en una gran verdad, si es que en verdad lo dijo él.
La verdad termina aplastando a los impostores, y de ello hay varios ejemplos significativos actualmente a nuestro alrededor.
La verdad sí importa a quienes quieren ser libres, y de ese modo pueden ver la realidad tal como es y no como quieren los impostores mediante la propaganda (y en adelante también mediante la engañosamente llamada inteligencia artificial).
Buscar la verdad es tener un sistema inmunitario capaz de rechazar la inmundicia de los aliados del príncipe de las mentiras ; sean nacionales, eurócratas "penetrados", de la secta nazi de KlauSSchwab, o de la mafia de Saint Gallen.
La verdad nunca interesó al hombre masa, que sólo busca las certezas, normalmente polarizadas, que les provee los hegemones domésticos. Sólo tratan de autoadministrarse la pócima que le permita sentirse dentro de la manada, en las seudo-seguridades administradas por el sistema. La realidad es compleja, la complejidad precisa de estudio profundo, de tiempo para el decantamiento racional, y sobre todo de valentía. No podemos exigir heroicidades al hombre común, perdido, desarraigado y demolido por el torbellino de la infodemia.
Algunos hoy en día aún sabemos algo que dijo alguien antes de Felipe González, un tal Joseph Goebbels, sobre que una mentira mil veces dicha, se convierte en una gran verdad, si es que en verdad lo dijo él.
You must read Sasha Latypova and Debbie Lerman.
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