La guerra en Ucrania se está acercando a su conclusión, que, como quiera que se configure, sólo puede coincidir con la desintegración de la “ex-República Socialista Soviética de Ucrania” (antes de la cual nunca existió un Estado ucraniano, y conviene recordar que la Crimea que Zelenski reclama sin cesar sólo fue unida a la República Soviética de Ucrania en 1954 por Jrushchov y, según el censo de ese año, estaba poblada por un 72% de rusos). Como la clase dirigente europea no ha hecho más que repetir: estaremos con Ucrania hasta el final. Pero ese final también implicará necesariamente el destino de Europa. ¿Qué hará y qué dirá Europa cuando el final de Ucrania, que ha contribuido a que sea catastrófico, sea un hecho consumado? Según la predicción de los observadores políticos más sagaces, es probable que incluso la identidad de la actual comunidad europea, que no tiene más realidad jurídica que la de un acuerdo internacional entre Estados, se ponga en tela de juicio. Y ésta es la única consecuencia positiva que podemos esperar de la guerra de Ucrania, por lo demás desdichada, como todas las guerras.

Traducido con permiso de Giorgio Agamben. Publicado originalmente como Fine dell’Ucraina, en www.quodlibet.it/, 13 de junio de 2025.

Sobre el autor

Giorgio Agamben (Roma, 1942) es el único gran filósofo contemporáneo que ha sabido denunciar los elementos totalitarios de muchos fenómenos contemporáneos, incluida la gestión del covid. Entre sus obras recientes traducidas al español destacan ¿En qué punto estamos? La epidemia como política (2021) y Cuando la casa se quema (2022).